La
miré en silencio desde lejos,
en mi corazón supe que me amaba,
la distancia de lo absurdo nos separaba,
la duda, la intriga, el desasosiego atroz.
en mi corazón supe que me amaba,
la distancia de lo absurdo nos separaba,
la duda, la intriga, el desasosiego atroz.
Era
el verano de aquel septiembre
que sucumbía indolente
en los rubores diáfanos de aquella criatura.
que sucumbía indolente
en los rubores diáfanos de aquella criatura.
La
miré como solo se mira a quien se quiere,
la desnudé en mi mente solo tomando de su figura
la candidez innata que envuelve a una criatura.
la desnudé en mi mente solo tomando de su figura
la candidez innata que envuelve a una criatura.
No
miento,
hubiese
sido fiero,
si el amor que enceguece,
si el amor que enceguece,
a su vez no causa duelo.
Morí
en un instante,
donde
las palabras tropezaban torpemente
queriendo huir al incidente de verla allí,
queriendo huir al incidente de verla allí,
bella,
radiante, hermosa.
Solo
el horizonte desvió la mirada
de un corazón que centelleaba de alegría,
un cobarde lo sé y ¡no lo niego!
porque más vale seguir alimentando un sueño
que sucumbir a la derrota de un desprecio.
de un corazón que centelleaba de alegría,
un cobarde lo sé y ¡no lo niego!
porque más vale seguir alimentando un sueño
que sucumbir a la derrota de un desprecio.
by
William Barrera (Colombiano)
________________________________________________________
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Siempre hay maneras creativas de comentar y responder sin ofender.